¿Es el momento de modificar tu imagen corporativa?
Al leer esta pregunta, podemos creer que los cambios gráficos se llevan a cabo si las compañías están estancadas o en declive; sin embargo, adaptarse a las tendencias –ya sean sociodemográficas o culturales- es indispensable tanto para la creación de contenido como para la imagen de cualquier empresa.
Un cambio, con los riesgos que conlleva, puede actuar como impulsor de tu actividad o servicio comercial, o como la cara visible de una renovación total de tu identidad. Cada uno de estos supuestos tiene un nombre: restyling y rebranding. A continuación, te explicamos en qué consiste cada uno:
- Restyling: en este tipo de modificación gráfica, la identidad y valores de la marca se mantienen como en su origen. No modifica la misión ni identidad de la empresa pero la renuevan -como el cambio de icono, package más sostenibles, modificación de vehículos de reparto-; pueden impulsar a la compañía, haciéndola más moderna y actual, como fue el cambio de icono de la app Instagram: de una polaroid al actual degradado.
- Rebranding: en esta ocasión, la motivación tiende a ser algún hecho negativo, ya sea el declive de la compañía, estancamiento o incluso la reputación. Con esta acción, las empresas buscan borrar el pasado creado en el imaginario de los consumidores para una nueva oportunidad. Aunque también puede llevarse a cabo tras la fusión o absorción de empresas, para presentarlas como una única nueva y diferente.
Como explicamos, la diferencia principal para llevar a cabo una u otra acción será si buscamos transformar la identidad de nuestra empresa para mostrar una nueva forma de identificarse con ella o solo mejorarla para mantenerla en el imaginario colectivo, reforzando su posición.