¿Por qué trabajamos con uniforme?

Un 35,5% de las 2.260 profesiones catalogadas por el SEPE utilizan uniforme, pero ¿por qué?

Los uniformes de trabajo han existido desde los tiempos de María Castaña, pero su relevancia actual va mucho más allá de la estética. Desde la imagen de marca hasta la seguridad laboral, el uso del uniforme implica aspectos de identidad, productividad y bienestar psicológico.

Nuestra misión aquí es explorar con datos reales por qué más de un tercio de las profesiones en España visten uniforme y qué impacto tiene en empresas, trabajadores y clientes.

El dato de partida

Según el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), el 35,5% de las 2.260 profesiones registradas en su catálogo utilizan uniforme. Este dato revela que, lejos de ser una práctica obsoleta, el uso del uniforme sigue siendo clave en la economía actual. Estas cifras, sin embargo, varían según el sector.

  • Hostelería y restauración: camareros, chefs y personal de limpieza suelen vestir uniforme, ya sea para proyectar una imagen de limpieza, facilitar la identificación o cumplir con normativas de higiene.
  • Sanidad y salud: personal médico, enfermeras y auxiliares utilizan uniformes diseñados para proteger tanto al trabajador como al paciente, reduciendo riesgos de contagio.
  • Seguridad y transporte: desde vigilantes de seguridad hasta conductores de transporte público, el uniforme facilita la identificación rápida de figuras de autoridad.
  • Industria y construcción: aquí, el uniforme no es opcional. La normativa de prevención de riesgos laborales (PRL) obliga al uso de equipos de protección individual (EPI) que, en muchos casos, se asimilan a uniformes específicos por sector.

¿Por qué las empresas apuestan por los uniformes?

Si bien el uniforme puede asociarse con la disciplina, su implementación va mucho más allá de la apariencia. Estas son las principales razones por las que las empresas siguen invirtiendo en ellos:

1. Identidad de marca y diferenciación

El uniforme convierte a los empleados en embajadores de la empresa. Un ejemplo claro es la aerolínea Emirates, que ha convertido su vestimenta en un símbolo reconocible a nivel mundial. Los colores, cortes y diseños no se eligen al azar: comunican los valores de la marca.

2. Seguridad laboral y cumplimiento normativo

En sectores como la industria o la construcción, el uniforme es sinónimo de seguridad. Los Equipos de Protección Individual (EPI), que incluyen cascos, chalecos reflectantes y ropa ignífuga, salvan vidas. Aquí, la estética pasa a un segundo plano, ya que la función principal es proteger al trabajador. La normativa europea (Reglamento (UE) 2016/425) establece requisitos específicos para estos uniformes, que las empresas están obligadas a cumplir.

3. Productividad y la comodidad

El uso de uniformes funcionales se traduce en mayor confort para el trabajador. Ropa transpirable para empleados de cocina o tejidos que repelen líquidos en hospitales son ejemplos de cómo la ergonomía está integrada en los uniformes. Un trabajador cómodo es, por norma general, más productivo.

4. Igualdad y neutralización de jerarquías

Cuando todos los empleados visten de forma uniforme, las diferencias sociales se diluyen. En empresas como McDonald’s, donde conviven empleados de diferentes niveles socioeconómicos, el uniforme ayuda a crear una sensación de igualdad. También evita que los empleados tengan que gastar tiempo y dinero en ropa de trabajo personal.

El impacto psicológico del uniforme en los trabajadores

Vestir uniforme no solo afecta la percepción que tienen los demás sobre el trabajador, sino también la que el propio trabajador tiene de sí mismo. La teoría de la cognición encarnada sostiene que la ropa que vestimos puede influir en nuestra conducta y en nuestra confianza.

Un estudio de la Universidad de Northwestern (EE. UU.) demostró que, cuando las personas visten bata de laboratorio, tienden a comportarse de forma más precisa y analítica.

Los trabajadores que usan uniforme a menudo se sienten parte de una «tribu» o comunidad. Esto se observa en colectivos como las fuerzas de seguridad, donde el uniforme se asocia con el sentido de pertenencia e, incluso, con el orgullo profesional.

Los nuevos uniformes: sostenibilidad y tecnología

El futuro de los uniformes está en la sostenibilidad y la tecnología. La moda laboral ya no se limita a la ropa funcional, sino que se ha transformado en un elemento de innovación. ¿Te has dado cuenta de las tendencias que empiezan a verse?

  • Ropa con tejidos reciclados: empresas como Ecoalf fabrican uniformes con materiales reciclados, en línea con la creciente preocupación por la sostenibilidad.
  • Tejidos inteligentes: la ropa con sensores integrados permite medir la fatiga del trabajador, controlar su temperatura corporal o detectar caídas, un avance que ya se utiliza en la industria 4.0.
  • Uniformes personalizables: aunque la «uniformidad» sugiere homogeneidad, muchas empresas permiten a los empleados personalizar algunos detalles, como el uso de nombres bordados o la elección de accesorios.

La eterna pregunta: ¿uniforme sí o no?

Aunque el 35,5% de las profesiones utilizan uniforme, aún queda debate sobre su obligatoriedad. Para algunos sectores, como el tecnológico, la cultura «casual» se ha impuesto, mientras que, para otros, la vestimenta sigue siendo esencial para la seguridad y la imagen.

Las empresas que opten por eliminar el uniforme deben considerar los riesgos asociados: desde la pérdida de identidad de marca hasta la posible confusión para los clientes. De hecho, según una encuesta de Retail Dive, el 60% de los consumidores espera que los empleados de tienda sean fácilmente identificables, algo que se consigue, en la mayoría de los casos, mediante uniformes.

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